
Los valores y principios son las reglas o normas que orientan la acción de las personas y que están basados en las facultades morales, espirituales y racionales de quienes los sostienen.
Los que formamos parte de Pensando Concepción valoramos y compartimos ciertos valores y principios que cimientan nuestra base conjunta desde la cual queremos construir una ciudad mejor. Valores como la libertad y el laicismo, el estado de derecho y la igualdad ante la ley, el republicanismo y la división de poderes, con pesos y contrapesos correctamente diseñados, la democracia sana y la transparencia de los actos de gobierno, la eficiencia, eficacia y honestidad en el uso de los recursos públicos, la economía de mercado justa y la apertura al mundo, la igualdad de oportunidades, la cultura del trabajo y la movilidad social.
Y para reflejar como estos valores se trasladan en la práctica a la acción concreta hemos elaborado un decálogo de principios sobre la ciudad que soñamos y procuramos ayudar a conseguir en contraposición a la ciudad que no queremos conservar.
Decálogo de principios para la Concepción del Uruguay que soñamos ser
PRIMERO
No queremos ser una ciudad estancada, común, ordinaria, burocrática, que copia lo mismo que otras, que hace lo políticamente correcto y donde se ha perdido la capacidad de soñar en grande.
Soñamos con ser una ciudad que vuelva a jugar en primera división, a tener el protagonismo provincial que supo tener, con orgullo, con agallas. Una ciudad proactiva, capaz, inconformista, que cree en sus posibilidades. Que dé esperanza. Que dé mejores empleos y mayores oportunidades para una vida mejor.
SEGUNDO
No queremos ser una ciudad donde la norma es el continuismo, más de lo mismo, sin cambios. Donde todo lo nuevo, todo lo diferente, todo lo que supone un reto, queda aparcado.
Soñamos con ser una ciudad donde siempre hay proyecto. Meditado. Consensuado. Un futuro dibujado con trazos firmes. Conseguible por partes. Con resultados medibles. Una ciudad que ser reinventa. Innova. Se revaloriza.
TERCERO
No queremos ser una ciudad donde nadie sobresalga para que todo siga igual. Donde descalificar es lo común. Una ciudad donde lo habitual es la envidia, la crítica despiadada y derrotista, el miedo, el qué dirán, y la incapacidad de sumar desde las diferencias.
Soñamos con ser una ciudad que suma para construir futuro, con diálogo, con consenso. Donde las diferencias y las pluralidades se acuerdan para abordar, con todas las energías y recursos, la nueva ciudad, la ciudad trazada. Suma administraciones, asociaciones, empresas, ciudadanos, partidos, sindicatos, iglesias, universidades, creativos, científicos, raros, anónimos, desafiantes… Será la ciudad con todos y desde todos.
CUARTO
No queremos ser una ciudad donde el partidismo reinante municipal defiende lo suyo como verdad intocable y los que están con él como ciudadanos magníficos. Mientras que los otros partidos o no existen o se ningunean, los diferentes y críticos se les boicotea; y la mayoría de los ciudadanos se resignan.
Soñamos con ser una ciudad con un liderazgo municipal responsable, y un equipo de gobierno que sólo puede ser relacional: explica, implica, comunica, abre la mano al talento. Jamás manda, dicta, ordena. Sólo administra. Una ciudad con un equipo capaz. No un equipo con promesas huecas. Que empuje la ciudad para que despierte y brinde más oportunidades a todos.
QUINTO
No queremos ser una ciudad donde siempre hay quienes se ocupan de que todo sea plano, planchado, correcto, conforme a los intereses de unos pocos. Donde la norma es el acatar, la obediencia, la sumisión. Y el silencio.
Soñamos con ser una ciudad que no tiene miedo al cambio. Que es cambio constante. Con estrategia. Con punto de partida y de llegada con las principales estaciones en el trayecto. Que sabe qué hacer, cuándo, en dónde, por qué y con quiénes. Y que lo hace con velocidad.
SEXTO
No queremos ser una ciudad llorosa, burocrática, con un bienestar de vida cada vez más difícil, que va de mal en peor. Donde la pobreza y la inseguridad ya no se puede ocultar. Es constatable, visible, manifiesta. Y en preocupante crecimiento.
Soñamos con ser una ciudad con un mejor futuro. Un sueño cargado de futuro. Que será realidad con todos y en todos. Con un liderazgo municipal que se propone a los ciudadanos. Con innovación. Con igualdad de oportunidades. Un sueño necesario. Imprescindible. Vital. La ciudad que se rediseña alza los brazos. Después se pone a trabajar con estrategia: con talento. Con proyectos estratégicos. Con un plan de talento emprendedor. La plata se busca y se encuentra.
SÉPTIMO
No queremos ser una ciudad que llora. Las empresas no apuestan por la ciudad. Los pequeños y medianos comercios se tambalean. Los buenos profesionales emigran. Los jóvenes despiertos se buscan la vida en otras ciudades. El deterioro físico de la ciudad avanza. Lo cívico es escaso. La inseguridad preocupante.
Soñamos con ser una ciudad con gestión. Y sabemos que la ciudad que llora no resuelve sus problemas ni supera sus retos. Hay que gestionar y hacer las cosas. Hacerlas bien. Y hacerlas con otros. Con los ciudadanos, con las múltiples organizaciones de la ciudad y de afuera. En gestiones óptimas se ponen a los mejores, con capacidad probada. Con resultados conocidos. Y todos suman.
OCTAVO
No queremos una ciudad donde todo se hace entre amigos. Y donde las cosas que ocurren son las que interesan a los de siempre, a los que se creen dueños de la ciudad y como tales actúan impunemente. Para el bien común: el de sus bolsillos.
Soñamos con ser una ciudad donde se gestiona para todos. Y se visibilizan las mejoras. Donde se gestiona innovación. Y se consigue. Y se comunica la ciudad se propone. Desde el inicio. Y cuando empiezan a vislumbrarse los primeros logros, también se comunican. Y los funcionarios escuchan. Su comunicación siempre es de doble vía.
NOVENO
No queremos ser una ciudad con exclusión en alza, barrios deteriorados, pobreza palpable, calles descuidadas, bienestar y poder adquisitivo en baja. Sensación de que la ciudad nunca mejorará, que mañana estará peor.
Soñamos con ser una ciudad donde el rediseño con sus estrategias, proyectos y resultados; sólo es posible si se implica a los ciudadanos, sus plurales asociaciones, otras administraciones, organismos internacionales. Con relaciones que generan confianza, que fidelizan. Que caminan juntos cuando todo va bien y también cuando se atraviesan turbulencias. O crisis. Que las hay. Nada es fácil. Y en una ciudad plural, menos. El rediseño y el camino hacia los sueños está plagado de obstáculos. Pero vale la pena.
DÉCIMO
No queremos ser una ciudad estancada, un campamento solo para la sobrevivencia. Fuera del circuito de oportunidades actuales. Indiferente a la esfera del conocimiento, los desafíos, la suma, la innovación.
Soñamos con ser una ciudad que no para. Competitiva. Alcanzar todos los barrios, poner en valor todas las infraestructuras, abordar la ciudad física y la humana. Mantenerla. Reajustarla. Y esbozar más futuro. La ciudad con marca para el futuro trabaja, trabaja y trabaja. Cambia, cambia y cambia. Rediseña, rediseña y rediseña. Tiene ambición. Rema. Avanza. Brilla. Una ciudad referencial. Orgullosa. Para todos.