Por José Antonio Artusi (Publicado en La Calle)

Un museo al aire libre en el Centro Histórico de Concepción del Uruguay

“Los museos de la ciudad”, publicada el 5 de febrero, tuvo algunos comentarios que valoro y agradezco, que me motivaron a seguir reflexionando sobre el tema, y ahí surgió la idea de concebir al espacio público del centro histórico que vincula a los museos uruguayenses como un museo más; en este caso un museo al aire libre. Un museo es, siguiendo la definición de la Real Academia Española, en primer término, un “lugar en que se conservan y exponen colecciones de objetos artísticos, científicos, etcétera”. Una segunda acepción indica que se trata de una “institución, sin fines de lucro, cuya finalidad consiste en la adquisición, conservación, estudio y exposición al público de objetos de interés cultural”.
Por su parte, el Consejo Internacional de Museos aprobó el 24 de agosto de 2022 una nueva definición, que señala que “un museo es una institución sin ánimo de lucro, permanente y al servicio de la sociedad, que investiga, colecciona, conserva, interpreta y exhibe el patrimonio material e inmaterial. Abiertos al público, accesibles e inclusivos, los museos fomentan la diversidad y la sostenibilidad. Con la participación de las comunidades, los museos operan y comunican ética y profesionalmente, ofreciendo experiencias variadas para la educación, el disfrute, la reflexión y el intercambio de conocimientos”. Estas definiciones admiten claramente la posibilidad de un museo al aire libre y de hecho podemos encontrar unos cuantos ejemplos muy interesantes en diversos países, en lo que parece constituir una nueva tendencia en ascenso, incluso en la Argentina.

Epicentro en Plaza Ramírez
El museo al aire libre de Concepción del Uruguay debería tener su epicentro en la Plaza Ramírez y abarcar algunas cuadras aledañas a determinar, de modo tal de vincular los principales museos y sitios históricos, fortaleciendo su sinergia y su integración.
Obviamente requeriría un rediseño del espacio público, adecuando solados, niveles, mobiliario, señalética, luminarias, vegetación, etc; y seguramente debería requerir una política de restricción del acceso y circulación de vehículos motorizados. El museo tendría una fortísima dimensión histórica, y podría contribuir a mejorar el conocimiento de nuestro pasado por parte de ciudadanos y visitantes, con elementos que permitan recrear eventos trascendentes, muchos de ellos en el sitio exacto en el que se desarrollaron, tales como el Pronunciamiento, la creación del Colegio del Uruguay y la Escuela Normal, etc. Las nuevas tecnologías podrían a su vez contribuir al logro de un museo que tenga también su faceta digital, con placas con códigos QR en que remitan a un sitio en internet que narre nuestra historia y detalle la vida de sus protagonistas. Nuevas esculturas, monumentos y murales podrían enriquecer y hacer más atractivo al museo. Pero además podrían concebirse muestras temporarias en instalaciones diseñadas al efecto, en las que se exhiban obras de artistas plásticos, escultores, fotógrafos, cineastas, músicos, escritores, actores, etc.

Aprender, disfrutar y vivir
Cabe formular una advertencia. El término “museo al aire libre” también puede encontrarse utilizado con una connotación negativa; por ejemplo en el caso de ciudades europeas de enorme valor patrimonial que atraen cantidades masivas de turistas y cuyos centros históricos se van quedando sin población local. Afortunadamente nuestro centro histórico sigue teniendo un intenso carácter residencial, que no debería perder.
Por el contrario, debería fortalecer su característica mixtura de actividades; viviendas, comercios, actividades administrativas, educativas, culturales, etc. Me imagino un museo vivo, atractivo, moderno, interactivo, participativo, de calidad, que nos ayude a conocer e interpretar mejor nuestra historia, pero que también nos permita disfrutar en un ámbito común de la belleza del arte y la cultura y a la vez mejorar de manera significativa nuestra oferta de atractivos turísticos.

Los Museos de la Ciudad

El 3 de Febrero se inauguró el Museo de la Ciudad, que funcionará en el edificio primigenio de la Escuela Normal de Concepción del Uruguay, la primera de mujeres del país, y que constituyó entre 1925 y 1984 la sede del municipio. La iniciativa es loable y debería consolidarse y fortalecerse.  Los promotores del proyecto lo presentan como “un espacio de encuentro y representación de nuestra comunidad” y plantean que pretende ser un “lugar dinámico, es decir completamente vivo y activo”.      

Mientras recorría la muestra inaugural no podía dejar de imaginarme al museo dentro de unos años, ampliado y perfeccionado; pero además formando parte de un sistema, de una red uruguayense de museos y lugares que preserven nuestra historia y contribuyan a investigarla, conocerla y comunicarla. No podía dejar de pensar en lo interesante que sería un circuito que, por ejemplo, vaya desde el Museo Casa de Delio Panizza hasta la Basílica de la Inmaculada Concepción, pasando por el Museo de la Ciudad, el Museo de la Organización Nacional en la casa de Urquiza donde hoy funciona el correo, el Museo Andrés García, la Plaza Ramírez, y el Colegio del Uruguay. Esa imagen de un futuro posible no consta de una serie de edificios aislados, sino, por el contrario, vinculados de manera armónica por el espacio público que los une, con solados adecuados a nivel pensados más para las personas que para los vehículos, un diseño que respete el valor patrimonial y la carga histórica del entorno, etc..

Se abre para nuestra ciudad una oportunidad que no deberíamos dejar pasar. Como producto de la perseverancia del Centro Cultural José de Urquiza, autoridades nacionales y provinciales ya hablan de recuperar la casa de Urquiza, y por lo tanto la viabilidad del Museo de la Organización Nacional va en aumento.

Los museos del presente y los del futuro no serán como los del siglo XIX y XX. El desafío de lograr museos modernos, atractivos, de vanguardia, nos plantea la posibilidad de fortalecer el carácter de nuestra ciudad, Capital Histórica de la provincia de Entre Ríos y Cuna de la Organización Nacional. Tenemos todo para construir un complejo de museos y sitios históricos que cumplan de manera complementaria funciones diversas: reservorio de nuestro patrimonio cultural material e inmaterial, ámbito de protección y comunicación de nuestra historia y nuestra identidad, soporte de actividades educativas, científicas, culturales y artísticas; pero además un formidable atractivo turístico, que se combine con nuestras bellezas naturales.       

Que el Museo de la Ciudad sea un paso más en el logro de esos objetivos.-